viernes, 16 de enero de 2009

Lo mejor de Los Nikis

Los Nikis



La amenaza amarilla.

La amenaza amarilla, la amenaza amarilla,
la amenaza amarilla, la amenaza amarilla.
Los radares de Occidente
están detectando mucha gente,
nadie sabe lo que pasa,
ni la CIA ni la NASA.

Son los chinos, que se han unido,
y no se dan por vencidos.
Han saltado la Muralla,
se están pasando de la raya.

Corre hacia tu casa,
escóndete en tu habitación,
baja la persiana,
métete bajo el colchón.

Hiro Hito y Mao Tsé Tung
luchan por el bien común.
Cuando vean lo que han hecho
estarán muy satisfechos.

En la ONU están temblando,
ahora saben lo que está pasando:
mil millones de orientales
están rodeando las ciudades.

Corre hacia tu casa,
escóndete en tu habitación,
baja la persiana,
métete bajo el colchón.

La amenaza amarilla, la amenaza amarilla,
la amenaza amarilla, la amenaza amarilla.
La amenaza amarilla, la amenaza amarilla,
la amenaza amarilla, la amenaza amarilla.

Joaquín Rodríguez.




Ernesto.

Ernesto tiene un problema muy serio,
Ernesto piensa que no tiene remedio,
ha visitado varios médicos,
le dicen que no tiene solución.

Ernesto vive en un piso muy alto,
Ernesto nunca sale de su cuarto,
pero cuando tiene una maceta,
no puede resistir la tentación.

Ten cuidado con Ernesto,
te abrirá la cabeza con un tiesto.
Ten cuidado con Ernesto,
te abrirá la cabeza con un tiesto.

Ernesto, Ernesto, Ernesto, Ernesto, Ernesto, Ernesto...

La acera de Ernesto está llena de sangre,
hay trozos de cerebro que parecen fiambre,
Ernesto comprueba desde su ventana
que en su lanzamiento no ha habido error.

Hoy por la mañana he visto a Ernesto,
recogiendo a sus víctimas en un gran cesto,
y he conseguido que me confesara
que su próximo objetivo vas a ser tú.

Ten cuidado con Ernesto,
te abrirá la cabeza con un tiesto.
Ten cuidado con Ernesto,
te abrirá la cabeza con un tiesto.

Ernesto, Ernesto, Ernesto, Ernesto, Ernesto, Ernesto...
Ernesto, Ernesto, Ernesto, Ernesto, Ernesto, Ernesto...
Ernesto, Ernesto, Ernesto, Ernesto, Ernesto, Ernesto...

Joaquín Rodríguez




Medicina nuclear.

Durante muchos siglos estuve en hibernación,
ahora me he despertado, me siento mucho mejor.
Prueba tú a congelarte, verás que satisfacción,
podría convertirte en un polo de limón.

Y no puede fallar, y no puede fallar,
¡Medicina nuclear! ¡Medicina nuclear!
Y no puede fallar, y no puede fallar,
¡Medicina nuclear! ¡Medicina nuclear!

Tu mente desquiciada no te deja descansar,
Estas mal programado, tus circuitos van fatal.
Habrá que revisarte y buscar en tu interior:
Descubriré tu fallo y corregiré el error.

Y no puede fallar, y no puede fallar,
¡Medicina nuclear! ¡Medicina nuclear!
Y no puede fallar, y no puede fallar,
¡Medicina nuclear! ¡Medicina nuclear!

Arturo Pérez



Negocios sucios.

Nuestros objetivos han sido un error,
hay que dar un giro en nuestra producción.
Los ejecutivos se paran a pensar,
esto es la locura y no se puede parar.

La telefonista se ha puesto a bailar
con un oficinista que acaba de llegar.
Están quemando los discos que había en el almacén.
Menudo disgusto, eso no se puede hacer.

El jefe de promoción ha pedido la dimisión;
ha dicho que esto no es serio, esto no puede seguir así.
Mientras tanto en los despachos nadie deja de saltar:
se han vuelto medio locos, esto va a terminar mal.

Es un negocio sucio, es un negocio sucio,
es un negocio sucio, es un negocio sucio.

Es un negocio sucio, es un negocio sucio,
es un negocio sucio, es un negocio sucio.

Arturo Pérez




El hombre del abrigo gris.

No queda nadie en la oscura ciudad,
los domingueros han huído hacia el mar.
Todos se asustan porque ha venido el
hombre del abrigo gris.

Tiemblo de miedo debajo del colchón,
todos se han ido a la primera ocasión.
Estoy asustado porque ha venido el
hombre del abrigo gris.

Oigo el sonido del ascensor,
para en mi piso y se acaba el rumor,
siento los pasos del maldito
hombre del abrigo gris.

Ha entrado en casa sin pararse a llamar
entra en mi cuarto y me va a estrangular,
siento las manos del maldito
hombre del abrigo gris.

Siento las manos del maldito
hombre del abrigo gris.
Siento las manos del maldito
hombre del abrigo gris.

(Greenfuz), Dale/Alvey (The Cramps) Versión: Joaquín Rodríguez.




Sangre en el museo de cera.

Algo muy extraño esta ocurriendo,
desde aquí me llega el olor a muerto.
Han acordonado Recoletos,
¡La Plaza de Colón está llena de esqueletos!

Hay sangre en el museo de cera,
nadie se a atrevido a entrar.
Hay sangre en el museo de cera,
nadie se a atrevido a entrar.
¡Nadie se ha atrevido a entrar!

Sangre en el museo de cera.
Sangre en el museo de cera.
Sangre en el museo de cera.
Sangre en el museo de cera.

Todos los muñecos se han vuelto locos,
se matan entre ellos con objetos rotos.
Los hombres que están fuera lanzan dardos de estricnina,
pero nada les afecta porque son de parafina.

Hay sangre en el museo de cera,
nadie se a atrevido a entrar.
Hay sangre en el museo de cera,
nadie se a atrevido a entrar.
¡Nadie se ha atrevido a entrar!

Sangre en el museo de cera.
Sangre en el museo de cera.
Sangre en el museo de cera.
Sangre en el museo de cera.
Sangre en el museo de cera.
Sangre en el museo de cera.
Sangre en el museo de cera.
Sangre en el museo de cera.

Joaquín Rodríguez




Pasión por los decibelios.

El silencio que tienes que aguantar
te devora y tienes que gritar.
Tienes que hacerlo. No hay mas remedio.

Necesitas ruido para vivir,
decibelios para llegar al fin.
Eres adicto al decibelio.

Jamás es suficiente, no puedes apreciar.
A ti los decibelios te van a asesinar.
Te pegas con la gente para poder saltar.
A ti los decibelios te van a asesinar.

Se convierte todo en una obsesión
intentando combatir el horror
de aquel silencio, aquel infierno.

Por la calle vas buscando algún bar,
algún sitio donde puedas estar
desde las doce, toda la noche.

Jamás es suficiente, no puedes apreciar.
A ti los decibelios te van a asesinar.
Te pegas con la gente para poder saltar.
A ti los decibelios te van a asesinar.
A ti los decibelios te van a asesinar.
A ti los decibelios te van a asesinar.
A ti los decibelios te van a asesinar.
A ti los decibelios te van a asesinar...

Arturo Pérez




Venganza.

A finales del siglo XVI,
el rey Felipe no sale de su habitación.
Algo trama, no saben lo que es,
y Jaime Peñafiel consigue la información.

Felipe II, ¿Qué te propones?
Felipe II ¡Que aún no hay aviones!
Felipe II, ¿Qué te propones?
Felipe II ¡Que aún no hay aviones!

Hay cien barcos que esperan la ocasión
de invadir y dominar las islas británicas.
Todos piensan que nada fallará.
En Inglaterra hay muchas caras pálidas.

La reina inglesa nos ha provocado,
no irá a Benidorm este verano.
Todos, todos, todos, todos, todos, todos
quieren ¡Venganza! ¡Venganza! ¡Venganza!

La Armada Invencible es invencible,
Felipe II es indestructible.

Al final se da la orden de partir,
les espera una muerte trágica.
Los radares les van a descubrir,
no quedan pilas en la varita mágica.

Viene, viene, viene, viene, viene una tormenta.
Viene, viene, viene, viene, viene un maremoto.
Viene, viene, viene, viene, viene una tormenta.
Viene, viene, viene, viene, viene un maremoto.

Marejada variable fuerza seis,
arreciando a fuerte marejada.
Se han hundido a 1.200 pies,
en el agua no ha quedado nada.

La Armada Invencible está sumergida,
Medina Sidonea se quita la vida.
Todos, todos, todos, todos, todos, todos
quieren ¡Venganza! ¡Venganza! ¡Venganza!

Felipe II está en un convento...
El no envió sus naves contra los elementos...

¡Venganza! ¡Venganza! ¡Venganza!
¡Venganza! ¡Venganza! ¡Venganza!

Joaquín Rodríguez




Gammaglobulina.

Tengo un frasco en mi cocina,
es de gammaglobulina.
Lleva siglos en un táper
y quieren tirarlo al váter.

He experimentado tres semanas,
solamente han muerto diecisiete ranas
he decidido llenar mi piscina
para tener mucha gammaglobulina.

¡Gammaglobulina! ¡Gammaglobulina!
¡Gammaglobulina! ¡Gammaglobulina!

¡Gammaglobulina! ¡Gammaglobulina!
¡Gammaglobulina! ¡Gammaglobulina!

Se lo he inyectado al canario
y se ha tragado un armario.
Si funciona con humanos
tendré el mundo en mis manos.

Los glóbulos rojos se pondrán contentos
al ver que han llegado los salvamentos.
La sangre azul se pondrá colorada,
con gammaglobulina vitaminada.

¡Gammaglobulina! ¡Gammaglobulina!
¡Gammaglobulina! ¡Gammaglobulina!

Joaquín Rodríguez

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